La Audiencia Provincial de Madrid ha levantado el veto impuesto por el Juzgado de Instrucción de Madrid a la libre circulación del autobus de HAZTEOIR.ORG.

Destaca el Auto:

«Admitir la persecución de ideas que molestan a algunos o bastantes, no es democrático, supone apoyar una visión sesgada del poder político como instrumento para imponer una filosofía que tiende a sustituir la antigua teocracia por una nueva ideocracia». 

Continua diciendo que los delitos de odio «son algo distinto a profesar y difundir una ideología, incluso por muy minoritaria que pudiera ser» e interpelan a la Constitución que «no prohíbe las ideologías que se sitúan en los dos extremos del espectro político… por muy rechazables que puedan considerarse desde la perspectiva de los valores constitucionales y de los derechos fundamentales y libertades políticas».

Lo que no tiene por qué significar «condescendencia, aceptación o comprensión, con determinados mensajes y su forma de exteriorización sino únicamente que las ideas, como tales, no deben ser perseguidas penalmente, en especial, cuando no se focalizan específicamente sobre ningún grupo determinado». Por ello, los Magistrados levantan la prohibición de circular «porque existen serias dudas de que los hechos en los que se apoya puedan ser considerados delito».

Los magistrados de la Sala, en una magnífica interpelación de los valores supremos del Derecho (igualdad, proporcionalidad, equidad…) comparan el asunto con otros recientes, y mediáticos igualmente, en los que ha imperado, pese a todo, la libertad de expresión, como los de los titiriteros, el concejal Guillero Zapata, o la portavoz Rita Maestre y su famoso asalto a una Capilla. Podemos añadir aquel en que se cocinó un crucifijo, y otros tantos (FEMEN, etc).

Por fín queda claro que o las restricciones son para todos, o las libertades también .Basta ya del sesgo político en la interpretación de la libertad.

Concluyen resñando como significativo que «no deja de llamar la atención» que el Tramabús, autobús fletado por la izquierda más radical (precisamente la beneficiada de esa libertad de expresión) «llevaba además de leyendas sobre la corrupción, figuras perfectamente identificables de políticos y algún periodista, que con independencia del juicio que cada uno pueda tener de ellos, tienen derecho a ver respetada su dignidad y presunción de inocencia, y sin embargo, ninguna autoridad impidió su circulación».

Lo dicho, a ver si con Resoluciones judiciales como ésta, o la reciente que absuelve a unos padres por el estricto y necesario ejercicio de la patria potestad, se empieza a rescatar el valor social y el respeto.