Hemos visto en los medios lo sucedido en la frontera de Melilla, respecto al ataque de un islamista armado con un cuchillo.

Estas imagenes nos sirven para ilustrar, desde la perspectiva del Derecho, el concepto definido como «uso de la fuerza» por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, que legal y legitimamente tienen conferido.

Son innumerables los juicios a los que por atentado, resistencia, y desobediencia me enfrento como Abogado. Juicios en los que la Policía y/o Guardia Civil dicen sentir conculcado el Principio de Autoridad, por nimias agresiones de jovenes, generalmente tan borrachos que no pueden sostenerse en pie, por peleas a la entrada de discotecas.

Lo sucedido en Melilla da que pensar, realmente, en la proporcion o desproporcion en el uso de la fuerza, según el caso. El uso de la fuerza debe ser, proporcionalmente, en todo caso. Lamentan los Agentes no tener armas tipo TASER, para reducir a individuos potencialmente peligrosos como aquel que les acometió en la Frontera.

Sin embargo, la Autoridad ya dispone de armas, que siquiera usan a modo disuasorio. Hay que ponderar, efectivamente, la racionalidad del medio a emplear. Pero en ningun caso debe quedar conculcado el principio de autoridad, sino que los Agentes deben aplicarlo, y de modo ejemplar, igual que cuando dicen ser conculcado en esos pequeños asuntos a los que me refiero.

No quiero con esto sostener el uso irracional o indebido de la fuerza, como ciertos Cuerpos de Policía de Estados de los EEUU. Pero ver como peligra la seguridad nacional, fronteriza, y la de los propios Agentes, y que ninguno haya hecho por desenfundar su arma, siquiera a modo defensivo, es un despropósito.

La ejemplaridad en la conducta humana es esencial para el futuro. Señores Funcionarios, integrantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, tienen legitimamente conferido el uso de la fuerza por el Estado. No lo usen con quien no deben usarlo. Usenlo con quien tienen que usarlo, y que en definitiva, se publicite el merecido respeto a la Autoridad que ejercen. Autoridad que es para todos.